/Sólo
se puede ser ateo cuando uno cree que hay decisiones racionales/
EMETERIO GÓMEZ
EMETERIO GÓMEZ
Mis tres últimos artículos
-referidos a Dios- han generado AS USUAL fuertes reacciones. Empezando por
ésta: “¿Cómo pierdes tu tiempo discutiendo ESAS COSAS por la prensa? Creer o no
en Dios es algo muy personal, no un tema a ser debatido en público. La prensa
es para la inflación o la caída del Muro de Berlín, cualquier cosa menos las
creencias más profundas del Ser Humano”. ¿Cómo decirle que tal vez está
radicalmente equivocado? Que sería maravilloso usar los MEDIOS para discutir
-además- los problemas básicos del hombre, los realmente importantes, los que
atañen al alma.
Otra objeción, al parecer
muy sólida: “¿Cómo es eso que tanto repites acerca del fracaso del Pensamiento
Racional? ¿De verdad crees que la Razón no es el cimiento de lo Humano? ¿Qué
propones entonces como fundamento: la Irracionalidad?”. He allí una objeción
aparentemente sólida. ¿Cómo explicarle a la gente que además de lo Racional y
lo Irracional existe lo ARRACIONAL? Que nuestra cacareada cultura occidental,
por no haber entendido nada, ha reducido todo a una ESTRUCTURITA lógica
Racional-Irracional. ¿Cómo aceptar que este prodigio de conocimientos, ciencia,
tecnología y arte, que conforma dicha cultura, se ha dejado engañar -por su
propia LOGIQUITA- al creer que si no se es racional, forzosamente entonces se
es irracional? ¿Cómo hacerles entender que -a diferencia de la lógica- ¡en la
realidad sí existen los TERCEROS EXCLUIDOS!? Que en el mundo se puede no ser ni
racional ni irracional. Que sólo en una lógica PREFABRICADA, esas dos
categorías se excluyen. ¿Cómo derruir ese muro mental de Berlín? ¿Cómo
explicarles que a veces ¡con las mismas razones y -lo más importante- con los
mismos valores morales!, podemos hacer una cosa y exactamente la contraria:
matar o no, mentir o no, perdonar o no, invadir o no Irak en el 2003?
Ese es el núcleo más
profundo del asunto: ¿Cómo explicar que ¡la esencia de lo Humano no es lo
RACIONAL sino lo ARRACIONAL!? Que cuando la Razón nos dice con precisión lo que
hay que hacer no tenemos problemas, ni somos responsables de nada (en la medida
en que dichas razones sean sólidas), porque en ese caso haríamos lo único que
se podía hacer y nadie es responsable de nada cuando ese es el caso, esto es,
cuando no tiene alternativas. Porque cuando estamos en ese plano -y tal como
Aristóteles erróneamente nos definió- no somos seres humanos sino “¡Animales
Racionales!”. Racionales, cuanto queramos, pero esencialmente animales.
Máquinas más bien, que se rigen por un programa
En esa peligrosa esfera de
lo ARRACIONAL ningún tercero está excluido. Todo lo contrario: ¡hay
infinitos terceros! Y no tenemos chance alguno -racional o MORAL- de SABER
qué escoger. ES LA HORA DE APELAR A DIOS. Sólo se puede ser ateo cuando uno
cree que hay decisiones racionales, que siempre que estemos ante una
disyuntiva, la Razón podrá decirnos lo que hay que hacer y no tendremos que
apelar a ningún ente externo a nosotros; cuando todavía se cree que Parménides,
Platón y Aristóteles le dieron a Occidente un piso intelectual sólido, cuando
no hemos descubierto que estamos indefensos y a merced del mundo. Cuando -por
el contrario- intuimos que no hay decisiones racionales y que en el plano de lo
estrictamente humano, esto es, en el de lo espiritual, la Razón no nos sirve de
mucho, intuimos también que estamos ante una triple y terrible disyuntiva: a)
podemos quedarnos allí, anclados en la Indecisión; b) podemos al azar hacer “lo
primero que se nos ocurra”, lo que nos dé la gana& o, c) ¡podemos apelar a
Dios!
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