Damián Ortega crea malabares, literal y metaforicamente. Sus obras caminan precariamente al filo de la comicidad, del juego y de las cuestiones más profundas que plantea la esencia de la vida y de la existencia. Su arte desmonta y vuelve a montar máquinas y procesos habituales, para sugerir un continuo entre los components visibles de las máquinas inanimadas y la material invisible de la que está hecha la vida.
Jill Medvedow
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