01 noviembre 2009
Stefan Rahmstorf vs Richard Lindzen
Richard Lindzen es uno de los más destacados críticos de la alarma en torno al calentamiento global. Stefan Rahmstorf, igual de destacado, opina justamente lo contrario y sostiene que hay que tomar medidas inmediatas.
PRO STEFAN RAHMSTORF
Como un pedante, como alguien implacable que persigue a quienes piensan diferente –tal como escribieron recientemente el diario “Frankfurter Allgemeine Zeitung” y la página de Internet “Spiegel Online”– no se ve en realidad Stefan Rahmstorf. Distendido mira a través de las ventanas de su oficina en Potsdam hacia el parque que rodea al edificio. El Dr. Rahmstorf, de 47 años, es un científico con una gran reputación. Trabaja en Potsdam desde 1996, es miembro del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, el IPCC, que fue distinguido con el Nobel de la Paz 2007, y del “Consejo Científico sobre los Cambios Ambientales Globales”, que asesora al Gobierno federal alemán.
Cuando es necesaria una aclaración
Este tranquilo científico se transforma en alguien con quien es incómodo tratar sólo cuando algún periodista continúa dudando de los datos de los investigadores del clima. Entonces Rahmstorf sale a la palestra pública, donde, como él mismo dice, se ve obligado a luchar. Y en la palestra pública no se conquistan siempre alabanzas. Pero cada vez que aparece un artículo de unos de los escépticos, en el que se lee por ejemplo que el ser humano sólo genera un tres por ciento de las emisiones de CO2, dice Rahmstorf, “me llueven consultas y, en lugar de escribir cien e-mails, vale más la pena escribir un artículo poniendo las cosas en su lugar.”
Rahmstorf corrige por ejemplo declaraciones del norteamericano Fred Singer, al que también medios alemanes suelen citar como experto en cuestiones sobre el clima. Singer puso en entredicho hace años que existiera siquiera el cambio climático. Hoy dice que, en efecto, probablemente no se pueda evitar. En ese punto, Singer pertenece a una muy pequeña minoría, pero se lo cita bastante a menudo. “Porque los medios necesitan siempre una opinión en contra”, dice Rahmstorf, quien no soporta que se distorsionen los hechos. En esos casos llama al redactor jefe...o escribe una “aclaración”. Sus críticos se molestan con el tono de sus artículos... pero en cuanto a sus argumentos, no existen prácticamente dudas. “La concentración de CO2 es hoy mucho mayor que en los últimos 650.000 años. Y sabemos que el ser humano es el responsable”, dice concluyentemente. Y claro está también, agrega, que el aumento de la concentración de CO2 es la principal causa del calentamiento de la Tierra en las últimas décadas.
“Mentiras conscientes”
Y porque ello es así, Rahmstorf califica de mentira consciente que en un programa de televisión se diga que los volcanes emiten más anhídrido carbónico que el ser humano, porque efectivamente las emisiones antropogénicas son 50 veces mayores. Ello le ha valido la fama de ser un sabelotodo. Alguien como él pone también nervioso, porque nunca da señal de cese de alarma: el problema del cambio climático es más grave que nunca y los políticos no reaccionan como sería necesario, dice. No obstante, Rahmstorf preferiría mil veces dedicarse simplemente a la investigación. El sistema del clima continúa fascinándolo. “Menos atractivo es naturalmente llevar siempre malas noticias a la opinión pública”, dice Rahmstorf, “pero al fin y al cabo no podemos refugiarnos en una torre de marfil”. Y ello es algo que ninguno de sus críticos le echan en cara a Stefan Rahmstorf: que tire la piedra y esconda la mano.
Richard Lindzen CONTRA
Si no está ocupado hablando con periodistas, se dedica a investigar, por ejemplo, qué influencia tienen las nubes y el vapor de agua sobre el clima, cuenta Richard Lindzen en su oficina del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Boston. De acuerdo con el catedrático de Meteorología, esos factores también inciden en la temperatura global. Según él, la forma precisa en que eso ocurre no se ha esclarecido sin embargo en la medida suficiente, de manera que este aspecto tampoco se puede incluir correctamente en los modelos que en la actualidad predicen un dramático calentamiento global. Esta es su principal crítica a las advertencias sobre una catástrofe climática mundial. Lindzen se remite a estudios realizados en Japón y en Europa, según los cuales los modelos climáticos no podrían ser correctos. Su argumento: “si se los utiliza para una predicción meteorológica, no funcionan siquiera para un lapso de horas y días. Se desmoronan de inmediato”.
Temperatura y bienestar
La conclusión de Lindzen es que las predicciones de un aumento de la temperatura mundial promedio entre 2 y 4,5 grados Celsius son demasiado excesivas. Él parte de la base de que una duplicación del CO2 en la atmósfera ocasionaría un incremento de 0,5 grados Celsius. Y eso, según dice, no sería una catástrofe, sino más bien una ventaja para todos. “Cada vez que la Tierra se volvió un poco más calurosa hubo menos epidemias, menos hambrunas y en general aumentó el bienestar”, señala. La Edad Media en Europa constituye un buen ejemplo de ello, a su juicio. Lindzen asegura que los investigadores califican los períodos más cálidos del pasado como “óptimos” y afirma riendo: “sólo desde hace poco hemos desarrollado miedo al calor, excepto cuando nos jubilamos, porque entonces nos agrada mudarnos allí donde el clima es cálido”.
¿Propaganda repulsiva?
El profesor de meteorología, de 67 años de edad, suele reír mucho. Pero al elegir sus palabras es menos jovial. Califica de “propaganda repulsiva” mostrarles a los escolares un glaciar como ejemplo del calentamiento global. “Eso no se hace con niños que ni siquiera entienden de qué se trata”, dice, explicando que los glaciares son complejos, dependen de las temperaturas locales y vienen derritiéndose desde el siglo XVIII. Añade que también en este caso tienen influencia las nubes, pero aún no se sabe exactamente cuál.
Intereses particulares
Según Lindzen, cada uno intenta entretanto sacar el mejor partido personal del debate sobre el calentamiento global. “El movimiento ecologista lo ve como una buena oportunidad para recolectar donaciones y como un problema que siempre le dará razón de existir. Los políticos piensan, vanidosamente, que salvar el mundo es una intención loable”, afirma. Y prosigue su argumentación diciendo que incluso los consorcios energéticos se suman, porque prevén nuevos campos de negocios. También arremete contra Al Gore, señalando que gana mucho dinero por dictar su conferencia coronada con el Oscar.
¿Es acaso todo una gran confabulación? Lindzen piensa que no. Considera que en una sociedad las cosas no ocurren porque haya una persona o una idea detrás, sino porque los intereses de diversos grupos convergen en una dirección determinada, a menudo en forma inconsciente. Menciona como ejemplo que los países industrializados tienen interés en evitar que aquellos en vías de desarrollo se acerquen demasiado a sus niveles de vida. Y cree que los países emergentes lo entienden perfectamente. “Me parece demencial la idea de que India o China, tras haber vivido tantas generaciones en la pobreza, deban paralizar ahora su industrialización sólo porque Europa cae en estado de pánico debido a medio grado de temperatura”, afirma Lindzen, y ríe.
FUENTE:D.W
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