Immanuel nació en Nueva York, realizó sus estudios en la Universidad
de Columbia, donde
se graduó en 1951. Obtuvo su maestría en 1954 y el doctorado en 1959; después trabajó como conferencista hasta 1971, año en que se hizo profesor de sociología en la Universidad
de McGill. En 1976 se hizo profesor de sociología de la Universidad de Binghamton (SUNY), puesto que ocupó hasta que se retiró en 1999. Fue director del Centro Fernand Braudel de estudios económicos, sistemas
históricos y civilización. Wallerstein ocupó diversos puestos entre ellos el de
profesor visitante en diferentes universidades alrededor del mundo; fue
premiado con múltiples títulos honoríficos. También fue el director de estudios
asociados en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (École
des Hautes Études en Sciences Sociales) en París, y fue presidente de la Asociación Sociológica Internacional de 1994 a 1998.
Es presidente de la Comisión Gulbenkian
para la restauración de las ciencias sociales, encargada de una reflexión sobre el presente y el
posible futuro de las ciencias sociales, pues muchos especialistas aseguran que
no deben ser enseñadas por separado, porque todas ellas persiguen al final un
mismo objetivo: la percepción de la realidad ( ya sea en el pasado, presente o
futuro) del ser humano relacionado con su entorno social
Líneas teóricas esenciales
Wallerstein inició como un experto en asuntos
post-coloniales africanos, a lo que dedicó casi todas sus publicaciones hasta
principios de los setenta, cuando empezó a distinguirse como un historiador y
teórico a nivel macroeconómico de la economía capitalista global. Su reciente
crítica al capitalismo global y su influencia en los movimientos
anti-sistémicos lo han convertido en una eminencia en el movimiento antiglobalización junto con Noam Chomsky y Pierre Bourdieu. Su obra y presidencia del Fernand Braudel Center de la State University of New York constituyen uno de los
principales puntos de referencia y producción historiográfica a nivel mundial.
Es posible distinguir, por el desarrollo de una teoría global y sus
aportaciones a la historia como ciencia social, una línea directa entre Karl Marx, Fernand Braudel y Wallerstein. También tiene
empatía intelectual con Ilya Prigogine, Marc Bloch, Paul Sweezy y Franz Fanon. Trabajó e investigó junto a Giovanni Arrighi quien recoge el corpus del sistema-mundo de Wallerstein para desarrollar
y perfeccionar la teoría de los ciclos económicos. Ambos son exponentes del
desarrollo global de las ciencias sociales.
El científico social mexicano Carlos Antonio Aguirre Rojas -uno de sus principales
discípulos- en el prólogo a La crisis estructural
del capitalismo (Editorial Contrahistorias, 2005) planteó que sus aportes teóricos se pueden
esbozar en cuatro líneas principales:
- a) la explicación histórica-crítica de la historia, el desarrollo y los mecanismos globales y funcionales del capitalismo desde el siglo XVI hasta nuestros días mediante la colectivamente aceptada teoría del sistema-mundo (world-system).
- b) el análisis crítico de los hechos y realidades del largo siglo XX y su influencia en los procesos históricos en los que estamos inmersos.
- c) el análisis histórico-crítico de los hechos coyunturales y el ejercicio de escenarios prospectivos del actual sistema-mundo, resaltando que éste vive la fase B de un ciclo de Kondratiev iniciado posterior a 1945 y experimenta una crisis estructural que iniciará su fase final hacia 2050.
- d) la reflexión epistemológica-crítica de la urgente necesidad de reconfigurar y replantear la estructura parcelada de las ciencias sociales actuales y encaminarlas hacia una perspectiva unidisciplinar.
Artículo
principal: Sistema-mundo
Su obra más importante, El moderno sistema-mundo (The modern world-system)
ha aportado a la ciencia histórica un nuevo modelo teórico-interpretativo.
Apareció en tres volúmenes en 1974, 1980 y 1989. En ellos, Wallerstein se basa
en tres influencias intelectuales: Karl Marx, el historiador francés Fernand Braudel, la Teoría de la dependencia, en su experiencia práctica
obtenida en su trabajo en la África post-colonial y las varias teorías acerca
de las naciones en desarrollo. Un aspecto de su trabajo por el cual se merece
crédito fue el anticipar la importancia del creciente Conflicto Norte-Sur el cual estaba ya en la cima
durante la Guerra
Fría.
Wallerstein rechazaba la noción de un “Tercer Mundo”, afirmando que había solo un
mundo conectado por una compleja red de relaciones de intercambio económico.
Wallerstein localiza el origen del moderno
sistema-mundial en el noroeste de Europa del siglo XVI. Una pequeña ventaja en
la acumulación de capital en Gran Bretaña y Francia, debido a circunstancias
políticas específicas al final del periodo del feudalismo, pusieron en movimiento un
proceso gradual de expansión, como resultado: la red mundial, o sistema de intercambio
económico que existe en la actualidad. Para Wallertstein, la transición al
capitalismo se llevó a cabo durante el "largo" siglo XVI con la
previa "crisis" del modo de producción feudal, que englobaba a causas
climáticas, demográficas, políticas e incluso culturales, lo que obligo a los
señores feudales de Inglaterra y del norte de Francia a convertirse en
capitalistas. Lo anterior llevó a la conformación de la economía-mundo
capitalista que llegó a ocupar América y a convertirla en la periferia del
sistema mundial, y consecuentemente desecha la idea de "revolución
burguesa" arraigada en el marxismo ortodoxo. En este sentido, Wallerstein
se pregunta que cuál es el sentido de afirmar que la Revolución francesa fue
una "revolución burguesa" si el capitalismo como tal ya estaba
consolidado desde hace dos o tres siglos atrás, por lo que, llega a mencionar
que la Revolución francesa fue en realidad una "revolución
anticapitalista" -con lenguaje antifeudal- y además, fue el acontecimiento
en donde la superestructura ideológica se pone por fin al mismo nivel que la
estructura económica; es decir: que a partir de tal suceso las ideologías
expresan transparentemente los intereses de las clases al interior del
sistema-mundo. Pero, en modo alguno, según Wallerstein, representó un cambio
estructural profundo. Con esta última idea, Wallerstein ensalza a la Revolución
francesa y baja el perfil a la Revolución rusa de 1917.
Un mayor avance ocurrió durante la época del imperialismo, el cual puso en contacto a cada
rincón de la tierra con la economía capitalista al estilo europeo.
El sistema-mundial capitalista se encuentra lejos
de la homogeneidad en términos culturales, políticos y económicos; está
caracterizado por profundas diferencias en el desarrollo cultural, acumulación
del poder político y capital. Wallerstein concibe las diferencias en las
teorías de la modernización y capitalismo como una división duradera del mundo
en el núcleo, semi-periferia y periferia.
En 2011, Immanuel Wallerstein publicará el cuarto
tomo del Moderno sistema mundial, cuyo subtítulo es "el triunfo del
liberalismo centrista" y cuyo período va desde 1789 hasta 1914. Esta
cuarta entrega se encargará de continuar la idea de "geocultura" en
tanto que ideología dominante del sistema-mundo capitalista en su conjunto. Ahí
se verá cómo surgen las ideologías modernas ante el desafío que representó la
"Revolución francesa" con las consecuencias que aquella trajo: 1) el
cambio político es normal, y 2) la soberanía reside en el pueblo. Pues bien,
las ideologías "modernas" se encargan de ambos problemas en que
surgió el conservadurismo, el liberalismo y el radicalismo/socialismo, cada una
poniendo distintos énfasis en cuanto a la "velocidad" y
"profundidad" de los cambios sociales que deseaban. Y el tomo cuatro
tratará de cómo la ideología liberal centrista triunfó por sobre el
conservadurismo y el radicalismo/socialismo en orden de asegurar la acumulación
de capital a largo plazo, para Gran Bretaña, Francia y los demás capitalistas
de la economía-mundo.
.
El cambio social y la
justificación de El moderno sistema mundial
El cambio es eterno. Nada cambia
jamás. Los dos tópicos son "ciertos". Las estructuras son los
arrecifes de coral de las relaciones humanas, que tienen una existencia estable
durante un período relativamente largo de tiempo. Pero las estructuras también
nacen, se desarrollan y mueren. Wallerstein, I. - El moderno sistema mundial I1
Lo que aquí es relevante es que
así me hice consciente del grado en que la sociedad como abstracción quedaba
grandemente limitada a sistemas político-jurídicos como realidad empírica. Era
una perspectiva falsa el adoptar una unidad como la "tribu" e
intentar analizar su funcionamiento sin hacer referencia al hecho de que, en
una situación colonial, las instituciones gobernantes de una "tribu",
lejos de ser "soberanas", estaban seriamente circunscritas por las
leyes (y las costumbres) de una entidad mayor de la cual formaban parte
indisociable, léase la colonia. De hecho esto me llevó a la generalización más
amplia de que el estudio de la organización social era en su mayor parte
deficiente debido a la muy extendida falta de consideración del marco legal y
político en el que tanto las organizaciones como sus miembros operan. Wallerstein, I. - El moderno sistema mundial I 2
¿Cómo podía uno decir que la
Francia del siglo XVII era en algún aspecto equivalente a la India del siglo
XX? Los legos podrían considerar tal afirmación absurda. ¿Estarían acaso tan
equivocados? Está muy bien y es muy cómodo eso de apoyarse en las fórmulas de
los libros de texto acerca de las virtudes de la abstracción científica, pero
las dificultades prácticas de la comparación parecían inmensas. Wallerstein, I.-El moderno sistema mundial I3
Si determinadas sociedades
atravesaban "etapas", es decir, tenían una "historia
natural", ¿qué sucedía entonces con el propio sistema mundial? ¿Acaso no
tenía "etapas", o al menos una "historia natural"? Si así
fuera, ¿no estaríamos estudiando evoluciones comprendidas dentro de otras
evoluciones? Y de ser ese el caso, ¿no se estaría convirtiendo la teoría en
algo ligeramente sobrecargado en epiciclos? ¿No estaría pidiendo a voces algún
toque de simplificación?. Wallerstein, I.-El moderno sistema mundial I4
El origen de la economía-mundo
capitalista
A finales del siglo XV y
principios del XVI, nació lo que podríamos llamar una economía-mundo europea.
No era un imperio, pero no obstante era espaciosa como un gran imperio y
compartía con él algunas características. Pero era algo diferente y nuevo. Era
un tipo de sistema social que el mundo en realidad no había conocido
anteriormente, y que constituye el carácter distintivo del moderno sistema
mundial. Es una entidad económica pero no política, al contrario de los
imperios, las ciudades-Estado y las naciones-Estado. De hecho, precisamente
comprende dentro de sus límites (es difícil hablar de fronteras) imperios,
ciudades-Estado, y las emergentes "naciones-Estado". Es un sistema
"mundial", no porque incluya la totalidad del mundo, sino porque es
mayor que cualquier unidad política jurídicamente definida. Y es una "economía-mundo"
debido a que el vínculo básico entre las partes del sistema es económico. Wallerstein, I. - El moderno sistema mundial I5
Sobre el origen del Estado
moderno y el absolutismo
Pero ¿por qué surgieron tales
regímenes políticos en este tiempo en particular? Una respuesta clásica se nos
da en términos de los fenómenos centrífugos presentes en los nuevos Estados,
argumento utilizado frecuentemente para los nuevos Estados del siglo XX. El
empuje inicial de los "restauradores del orden" del siglo XV surgió
de la "crisis del feudalismo". La presión económica sobre los señores
había llevado a un incremento de la explotación de los campesinos y,
consiguientemente, a rebeliones de éstos. También había llevado a guerras
internas entre la nobleza. Los debilitados nobles se volvieron a los reyes para
que les preservaran de aún mayores desórdenes. El rey se benefició de las
circunstancias para aumentar sus riquezas frente a esta misma nobleza. Wallerstein, I.- El moderno sistema mundial I6
¿Cómo hicieron los reyes, que
eran los directores del aparato de Estado en el siglo XVI, para fortalecerse?
Utilizaron cuatro mecanismos fundamentales: burocratización, monopolización de
la fuerza, creación de legitimidad y homogeneización de la población súbdita. Wallerstein, I. - El moderno sistema mundial I7
Sobre la Revolución francesa
No creo que debamos intentar
preservar la imagen de la Revolución francesa como una revolución burguesa para
preservar la de la Revolución rusa como una revolución proletaria. Pero tampoco
creo que debamos tratar de crear la imagen de la Revolución francesa como una
revolución liberal con el fin de empañar la de la Revolución rusa como una
revolución totalitaria. Ninguna de estas categorías -burguesa o liberal-
clasifica bien lo que de hecho ocurrió. Wallerstein, I.-El moderno sistema mundial III8
La Revolución francesa tal vez no
fue una "revolución burguesa" puesto que en la economía-mundo
capitalista en la cual se ubicaba Francia, el comportamiento económico de la
clase dominante era "capitalista". En ese sentido, los "capitalistas"
no tenían necesidad de una revolución política en estados particulares con el
fin de obtener el droit de cité [derecho de alternancia] o buscar sus
intereses fundamentales. Wallerstein, I.-Impensar las ciencias sociales9
Estos "levantamientos"
por supuesto podrían asemejarse de manera analítica a las recurrentes revueltas
por comida y alborotos campesinos de los siglos anteriores. Creo que la
burguesía del mundo percibió que algo diferente estaba ocurriendo, que a esos
"levantamientos" podrían catalogárseles mejor como los primeros
disturbios verdaderamente antisistémicos (es decir, en contra del sistema
capitalista) del mundo moderno. No es que esos levantamientos antisistémicos
tuvieran mucho éxito, sino que al menos se habían suscitado y por lo tanto
presagiaron un importante cambio cualitativo en la estructura del sistema-mundo
capitalista, un punto de cambio en sus políticas. Wallerstein, I.-Impensar las ciencias sociales10
Sobre Karl Marx
Marx tenía un defecto importante.
Era excesivamente smithiano (la competencia es la norma del capitalismo, el
monopolio una distorsión) y schumpeteriano (el empresario es el agente del
progreso). Numerosos marxistas del siglo XX no comparten ya estos prejuicios,
aun cuando creen que eso es porque el capitalismo ha evolucionado. Sin embargo,
una vez que se invierten estos supuestos, el uso de un marco dialéctico y
materialista para el análisis obliga a hacer una lectura muy diferente de la
historia de los siglos XVI a XVIII, incluso del XIX, de lo que el mismo Marx
hizo la mayoría de las veces. Wallerstein, I.-El moderno sistema mundial III11
Es en cambio al otro Marx, al que
veía la historia como una realidad compleja y sinuosa, al que insistía en el
análisis del carácter específico de los diferentes sistemas históricos, al Marx
que era, por tanto, crítico del capitalismo como sistema histórico, a quien
debemos devolver en el primer plano. ¿Qué encontró Marx cuando examinó a fondo
el proceso histórico del capitalismo? Encontró no solo la lucha de
clases, que a fin de cuentas era el fenómeno de "todas las sociedades
existentes hasta el presente", sino también la polarización de las
clases. Esta fue su hipótesis más radical y atrevida y, por consiguiente, la
más criticada. Wallerstein,
I.-Raza,
nación y clase1
Sobre las ciencias sociales
La ciencia social es una empresa
del mundo moderno; sus raíces se encuentran en el intento, plenamente desarrollado
desde el siglo XVI y que es parte inseparable de la construcción de nuestro
mundo moderno, por desarrollar un conocimiento secular sistemático que tenga
algún tipo de validación empírica. Wallerstein, I.-Abrir las ciencias sociales13
Puesto que la presión por la
transformación política y social había adquirido una urgencia y una legitimidad
que ya no resultaba fácil contener mediante la simple proclamación de teorías
sobre un supuesto orden natural de la vida social. En cambio muchos –sin duda
con esperanzas de limitarlo- sostenían que la solución consistía más bien en
organizar y racionalizar el cambio social que ahora parecía inevitable en un
mundo en el que la soberanía del “pueblo” iba rápidamente convirtiéndose en la
norma. Pero para organizar y racionalizar el cambio social primero era
necesario estudiarlo y comprender las reglas que lo gobernaban. No sólo había
espacio para lo que hemos llegado a llamar ciencia social, sino que había una
profunda necesidad de ella. Además parecía coherente que si se intentaba
organizar un nuevo orden social sobre una base estable, cuanto más exacta (o “positiva”)
fuese la ciencia tanto mejor sería todo lo demás. Wallerstein, I.-Abrir las ciencias sociales14
El hecho de que las ciencias
sociales construidas en Europa y Estados Unidos durante el siglo XIX fueran
eurocéntricas no debe asombrar a nadie. El mundo europeo de la época se sentía
culturalmente triunfante y en muchos aspectos lo era. Europa había conquistado
el mundo tanto política como económicamente, sus realizaciones tecnológicas
fueron un elemento esencial de esa conquista y parecía lógico adscribir la
tecnología superior a una ciencia superior y a una superior visión del mundo. Wallerstein, I.-Abrir las ciencias sociales15
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