23 noviembre 2009

Bas Jan Ader 1942-1975



Primera caída

Ader se avienta en bicicleta a un canal en la Ciudad de Ámsterdam. Ader se cuelga de un árbol y se mantiene el mayor tiempo posible hasta que termina por caer en un río. Ader se sube a la azotea de su casa, rueda por el techo inclinado y cae al suelo y así, siguen las caídas, una tras otra, en la calle, en el bosque, en el agua.

Bas Jan Ader plantea la caída como una metáfora existencialista. El ser humano, que es libre por naturaleza, utiliza esa libertad para provocar su propia caída y con ella caen ideologías, historias, tradiciones y hasta el alma misma.

Segunda caída

La obra de Ader es una combinación de crítica, tragedia y sarcasmo. La melancolía manifiesta en el arte europeo mezclada con el sueño americano, Holywood y la televisión. Sin embargo existe una sensación de pérdida o tristeza en casi toda su obra. En la serie I’m too sad to tell you, Ader se fotografía llorando, unos lagrimones recorren sus mejillas en una especie de cliché trági-cómico.

A diferencia de otros artistas conceptuales Ader registraba sus acciones al momento y trabajaba con las fotografías o filmes para construir una narrativa de la acción. Lo que caracteriza su trabajo es el performance centrado en el cuerpo y la actuación con un objetivo narrativo. La “puesta en escena” de su tragedia examina categorías que giran en torno a la caída del hombre, la obsesiva búsqueda de significados, las inevitables despedidas y dudosos retornos.

Tercera y última caída

Es más fácil admirar a un artista conceptual muerto que a uno vivo. El mito que rodea a Bas Jan Ader y su extraña desaparición lo convirtieron en casi un héroe —triste destino para quien quiso ser justamente lo contrario. La intensidad de su obra parece agrandarse por el hecho de ser un artista atrevido que desapareció misteriosamente a la edad de 33 años, cuando iniciaba la segunda fase de su obra In Search of the Miraculous.

Su búsqueda lo llevó a la muerte, un viaje que simbólicamente representaba la última afrenta, el riesgo de caer al vacío explorando los límites de una tierra plana y finita. Así, en el verano de 1975 se embarcó en un pequeño bote, se armó de provisiones e inició el trayecto que debería llevarlo desde Cape Cod, Massachussets hasta Falmouth, Inglaterra.


Bas Jan Ader
In Search of the Miraculous, 1975


Pero Ader nunca llegó, a las pocas semanas de su partida se perdió el contacto con su embarcación y ocho meses después se encontró su bote a la deriva cerca de las costas de Irlanda; su cuerpo nunca fue hallado. Algunos de sus alumnos pensaron que su desaparición era sólo una más de sus bromas, había quien afirmaba que Ader estaba vivo paseándose por las playas de California. Pero hoy, casi treinta años después, sigue desaparecido.

Cuando se dio constancia de su desaparición, su hermano encontró en el escritorio de Bas en la Universidad de California, donde era maestro, una copia del libro The Strange Last Voyage of Donald Crowhurst, testimonio de un marinero que emprende un solitario viaje alrededor del mundo y de cómo pierde el juicio y la vida. Esto hizo suponer que Ader mismo sabía que pretendía realizar un viaje sin retorno. Habría que pensar si algunas de sus obras anteriores no eran, desde entonces, un anuncio de su partida final como Farewell to Faraway Friends o la fotografía donde presenta sus ropas extendidas sobre el techo de su casa, como si estuviera a punto de empacarlas en una maleta. Ambas obras son muestras claras de una despedida.

Ader dejó una obra breve y contundente, su trabajo ha sido influencia e inspiración para artistas contemporáneos que ven en el arte un viaje y un proceso de descubrimiento. Como Ader mismo expresó: “El mar, la tierra, el artista, tristemente saben que ellos, no serán más”.

http://performancelogia.blogspot.com/2007/01/bas-jan-ader-una-obra-en-tres-cadas.html

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